Charles Darwin no fue un niño corriente. Era capaz de coleccionar cualquier cosa que se le pusiera a tiro. Y cuando la gente pensaba que ya no le quedaban más escarabajos ni monedas raras que amontonar por los rincones, se embarcó...
El bueno de Isaac a veces tenía muy malas pulgas. Así que una tarde, cuando disfrutaba de la siesta tumbado a la bartola y le cayó una manzana en toda la cabeza, muchos se temieron que saliera corriendo por un hacha para talar el &aac...